JOSE LUIS RODRIGUEZ LEAL escribe sobre SIN DECIR NADA de MJ Escosura por Begoña Zamacona en la Voz que Lee
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Todo lenguaje es limitado por definición, más aún el verbal, encorsetado en estrictas reglas gramaticales. Las vanguardias de la primera mitad del siglo XX han sido especialmente representativas del ansia humana por escapar a la comunicación lógica. Lo han sido en las diversas manifestaciones artísticas, en arquitectura, pintura y escritura, y se han influido unas a otras: futurismo, cubismo, fauvismo, poesía visual, estridentismo, expresionismo, creacionismo, ultraísmo, surrealismo, dadaísmo… Los ismos se reprodujeron en poco tiempo en un intento de promover la evolución en la comunicación artística, y aunque no todos pretendieron romper con la lógica de la razón, sí ensancharon siempre miradas y técnicas que parecían haber agotado sus posibilidades.
MJ Escosura hace suya la herencia de algunos de estos ismos, sobre todo del dadaísmo y una suerte de complemento gráfico que no es el caligrama de la poesía visual.
Como hicieran los creadores del dadaísmo Hugo Ball o Tristan Tzara y el Cabaret Voltaire en Zúrich, Escosura se rebela contra la lógica y apuesta por lo (supuestamente) absurdo. Su técnica es, como lo fuera la vanguardia que la inspira, fruto de la sensación instantánea personal, o eso parece. Su estilo se reduce a lo esencial: rehúye lo superfluo, es estrictamente sobrio, parco y lapidario. La condición sucinta de sus poemas le impone una brevedad que desemboca en el aforismo. Tiende a la sentencia:
Tu verdad invisibiliza
la calma : cesa. No es fácil
darme : el valor que mereces +
O bien:
recogiendo su sentido :
complementando …
Se debatían en silencios
[ de dos ]
Y si bien el aforismo y la máxima al sentenciar acotan el pensamiento de forma precisa, la técnica de Escosura pretende ir más allá subrayando el mecanismo inconsciente de la asociación para hacerlo aflorar a la conciencia.
Deconstruye la morfología de las palabras para reconstruirlas a su propia manera, interrumpe secuencias silábicas que a primera vista quisiéramos juntar y junta otras que tenderíamos a separar. Lo mismo ocurre con la sintaxis, que a veces queda en suspenso; juega con la asociación instantánea (léxico-semántica o fonética, explota diversas acepciones de una misma palabra): «
Está dentro
de su cabeza y …
parece un con –
sentido .
Y aún:
Cuándo las películas
te las montas
sin saberLo justo?
Seduce aquello insinuado ..
u organiza saltos fonético-semánticos en la mente del lector:
Lo seres lúnicxs
Cómo son únicos
roban a lo lúcido : su
condición lúdica .
O bien:
síestá de :
siesta
O utiliza los signos ortográficos como lenguaje significativo adicional, bien como complemento de sentido, bien como sentido en sí mismo:
O también:
Cuando me llame +
por apaciguar * .
[A]prenderé > <
O desmonta frases hechas que le sirven de material para crear una aseveración inédita:
¿Estar : más solx
que la [l]una ?
Y otro:
Quedarse como la típica piedra, preciosa ..
Por la que me empeñaría .
Pero cada poema, de dos, tres o cuatro versos, situado en la página derecha, va acompañado en la izquierda de un dibujo que lo complementa de un modo casi —valga la palabra— literal, casi figurativo.
Si la poética visual utiliza la expresión gráfica del caligrama para conformar una imagen con el propio texto, en Escosura no predomina la imagen sobre el texto, el ojo del lector-espectador no capta la imagen en primera línea, sino que lo gráfico y lo textual capturan el ojo por separado. Ambas partes son por sí mismas independientes y complementarias, sin que ello suponga paradoja ni redundancia. Ambas cumplen su función por separado y adquieren nueva vida en su conjunto.
Sara Levesque, autora del prólogo, se refiere a las letras de Escosura como a «[…] esos guiños rizados y enrevesados que tanto me gustan […]». Y, sí, sus poemas pueden definirse como guiños. Y sabemos que los guiños son siempre sugerentes, estimulantes y evocadores.
Encuentro en Internet estas palabras de la autora, que introducen bien en su escritura:
Descripción
Creo ilusiones utópicas
dando el típico lugar a cualquier sensación : en
manías reflejadas sin que se noten demasiado /
[in]tentando lo abstracto del imaginario común ..
Es… cualquier pretexto-empático
con rasgos escritos por ellxs .
/ MJ Escosura
Las nueve musas https://www.lasnuevemusas.com/mj-escosura-o-la-poetica-de-los-absurdo-aparentemente/
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Un soplo de aire fresco. Nada puede describir mejor qué es Palabrerías, la sorprendente antología de poemas/aforismos/reflexiones que acaba de publicar MJ Escosura Muñoz «canahlla» con la Editorial Círculo Rojo. Eso sí, como todas las grandes pequeñas obras que han surgido en estos tiempos de la postverdad, no es para todos los públicos. Y no, no es clasismo. No quiero decir que sea una obra para una determinada élite intelectual, sino todo lo contrario. Es una obra para los que conocen la vida, la vida de verdad, la de ahí fuera; no para adictos a Coelho, instagramers aspirantes a poetas o vendedores de amor sintético. Es una obra difícil, compleja, poliédrica, contundente, ácida, cínica, tremenda y provocadora. Y actual, y vanguardista…
Además, es breve, lo que siempre es de agradecer. Ya lo dijo el sabio: «Lo bueno, si breve, dos veces bueno». No hay nada peor que esos libros inflados a los que se les podría quitar la mitad de sus páginas y seguirían diciendo lo mismo. Como cuando un alumno se enfrenta a una pregunta complicada en un examen, a una pregunta cuya respuesta conoce, pero no lo suficientemente bien, y engorda lo que escribe para que parezca que sabe más de lo que sabe. Pero ojo, no es fácil sintetizar en literatura. «He hecho esta carta más larga de lo usual porque no tengo tiempo para hacer una más corta», dijo en cierta ocasión el grandísimo pensador francés Blaise Pascal al respecto de esto que les comento.
Pero, si en literatura es digna a agradecer la brevedad, en filosofía lo es aún más. De hecho, existen varias modalidades de sentencias filosóficas breves, como el aforismo, una oración que pretende expresar una idea de manera concisa, lógica y definitiva, y sus primos hermanos los apotegmas (lo mismo, pero dicho por un famoso) o las máximas (que tienen un contenido eminentemente moral). Nosotros, los íberos, tenemos nuestra propia modalidad, un género creado por el vanguardista Ramón Gómez de la Serna que recibe el nombre de greguería.
Dicho esto, este libro, Palabrerías, está compuesto por una ingente cantidad de greguerías y de aforismos, pequeñas cápsulas de sabiduría, pequeñas consideraciones, que cobijan y custodian en su interior pensamientos tan poderosos como necesarios. Si me permiten la metáfora, son como pequeños disparos de filosofía que se adentran con fuerza en lo más profundo de la conciencia de los lectores y les llevan a meditar sobre los diferentes temas que esta pensadora/artista/vanguardista nos plantea.
Canalha nos habla de muchas cosas, brevemente, filosofando a martillazos. Nos habla de los muros que levantamos cuando estamos solos, de lo cuesta liberarse de la cobardía, de que lo imposible es cuestión de tiempo, de lo que mola tener pájaros en la cabeza —¿qué seríamos sin ellos?—, de que hay que luchar contra «la típica mayoría vulgar y corriente», de los miedos que no entienden de tiempos, del querer ser que no entiende de derrotas, de los saltos hacia la perdición, de los vínculos que nos empeñamos en hacer indestructibles, de lo malo que es no tener nada que perder. Fracasos que se suman exponencialmente, el peso de las sonrisas, sentidos alborotados sin sentido, ganas de seguir, faltas de interés interesadas, sueños sin timón, días ñoños, amores que invitan a escapar, insensatez contagiosa, nostalgias que impulsan, penas con ritmo, pasos distinguidos.
Podría hablarles de lo formal, poniéndome pedante, y contarles que «canahlla» juega con la prosa y la poesía y las disuelve en un totum revolutum tan delirante como perfectamente construido; podría destacar la habilídisima mezcla de vocabularios y la ruptura de las normas de puntuación como forma de arte y expresión; o la capacidad que tiene, gracias a su maravillosa pluma, para producir en el espectador sentimientos que van desde el más absoluto desprecio por lo que lee al enamoramiento y, casi, al síndrome de Stendhal; podría gritar a los cuatro vientos que esta poeta, tan loca —entiéndase— como brillante, ha hecho suya aquella máxima que Chuck Palahniuk excretó en alguno de sus libros: «La inspiración necesita enfermedad, heridas y locura».
Pero, perdonen el bucle, no es una obra fácil. El lector que se adentre en Palabrerías debe saber a qué se atiene. El que avisa no es traidor.
Lo que
me está pasando
es… que quiero
decirte, al oído: Que
estoy aquí…
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Círculo Rojo https://editorialcirculorojo.com/actualidad/resenamos-palabrerias-de-canahllas
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Mi querida MJ Escosura no solo tiene un talento natural para la poesía, sino también un estilo propio y único, muy definido, lo cual no es muy común entre escritores tan jóvenes. La poesía de MJ Escosura es original o extraña en el buen sentido de la palabra y, de repente, lanza una de sus sentencias y te hace clic el cerebro. Algo ha tocado ahí dentro… O te suena un punck en el corazón, algo se ha movido entre sístole y diástole. Os recomiendo a esta joven poeta que promete seguir sorprendiendo. Además ilustra su propio poemario con unos dibujos que tiemblan y hacen temblar igual que sus poemas. Sara Levesque su editora, otro talentazo.